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Líderes aprendientes o de los nuevos liderazgos en la era 4.0.

El líder no nace se hace. Esta es una expresión que aún siendo común resume muy bien el hecho de que las habilidades para el liderazgo se adquieren, se potencian y se ejercitan en la acción y en la construcción de uno mismo como persona.

¿Pero a que hacemos alusión cuando se le añade el adjetivo de aprendiente? ¿Acaso por sólo el hecho de ser humanos no somos todos seres que aprendemos? En todo caso ¿cómo ha de cultivarse un liderazgo aprendiente? Estas son algunas preguntas a las que pretendemos dar respuesta en este artículo.

El liderazgo en palabras llanas, se define por la capacidad de impulsar a los demás para que alcancen las metas y logros que se han planteado. El líder inspira a los demás en la consecución de dichas metas. Guía, orienta, acompaña y en algunos casos dirige y orquesta la visión completa de una organización.

Un buen liderazgo se caracteriza por no generar dependencias, por promover la autonomía y por volverse a mediano y largo plazo, aparentemente, intrascendente o poco necesario. Muchas veces el líder se vuelve gradualmente inútil para los objetivos de un equipo o una persona, esto en la medida en que ya ha logrado inculcar un aire de acción y de autonomía suficiente para que estos logren sus metas planteadas.

Ahora bien, si en el marco de los objetivos de una organización está el desarrollar una inteligencia grupal adaptativa, una cultura de aprendizaje permanente y una adquisición constante de habilidades y nuevos recursos, se vuelve crucial que dichos líderes transmitan de manera activa prácticas de aprendizaje permanente.

Sería contradictorio que un departamento de recursos humanos se preocupe por el talento de una organización y que sus líderes al mismo tiempo no cultiven su propio talento, o peor aún caeríamos en una especie de sinsentido, si una organización per sé no impulsa las capacidades y la aprendibilidad de sus líderes.

No obstante, no todo recae en el ambiente o la cultura organizacional cuando hablamos de liderazgos. Muchos de estos rasgos se cultivan primeramente de manera personal y luego son potenciados por ambientes laborales que recompensan el trabajo colaborativo y las personalidades proactivas.

Algunos elementos claves que pueden definir a un líder aprendiente son:

1- Escucha activa: El líder aprendiente no oye a los demás, escucha atentamente, presta atención a las inquietudes, examina la personalidad y las intenciones de con quien conversa. Desarrolla un sentido práctico para aprender de los demás, de sus experiencias, de sus visiones y de sus habilidades. Puede ubicar elementos negativos en una persona, a la vez que comprende sus fortalezas y las admira. El líder aprendiente, aprende de los demás, de su entorno, y de las interacciones y conversaciones que giran a su alrededor.

2-Cultiva la auto-evaluación: El líder aprendiente pide retroalimentación de sus acciones y, a la vez, evalúa el desempeño de su equipo. En esta línea propicia espacios para dialogar sobre los aspectos a mejorar en alguna tarea, proyecto o gestión particular. Sin caer en la hipercrítica puede ubicar acciones de mejora en su equipo, a la vez que solicita le indiquen en qué debe y puede mejorar para lograr los objetivos que se plantea.

3- Practica el auto-aprendizaje: Un líder aprendiente lee, se auto-educa, invierte en sus conocimientos. Desarrolla el hábito de la lectura, lee y visualiza tutoriales para llegar en un tiempo adecuado a desarrollar una gran velocidad de comprensión e implementación  de herramientas, recursos o conceptos que podrían haberle resultado ajenos hace unas pocas horas o días. Si no conoce a profundidad un tema, puede desarrollar nociones generales muy rápidamente.

4- Sabiduría profesional: A la vez que cultiva su conocimiento, aplica este a su entorno de trabajo, comprende la importancia del meta-conocimiento y los meta-análisis de los entornos en los que se desenvuelve para anticiparse a los cambios que están por venir. El líder aprendiente usa su intuición de manera activa y comprende a plenitud el territorio en el que se desenvuelve.

5- Toma de decisiones: Logra mantener cabeza fría en la toma de decisiones, analizando y pensando de manera reposada en los posibles escenarios que puedan emerger a partir de tal o cual acción.  El líder aprendiente comprende la importancia de ser estratégico en el uso y manejo de las formas, tomando en cuenta no sólo el qué, sino cómo y cuándo se pone en marcha una decisión.

6- Trabaja en equipo: El líder aprendiente entiende sus limitaciones, por eso disfruta del trabajo en equipo, cuenta con un núcleo fuerte de asesores y sabe acompañarse de personas que también disfrutan el compartir nuevas ideas y nuevas visiones. Logra sacar el mejor provecho de estas interacciones e inspira a quienes trabajan con él.

7-Proactividad y auto-reflexión: El líder aprendiente es propositivo, busca desarrollar acciones, no se queda en pensamientos e ideas geniales. Evalúa y dimensiona el  paso a la  acción, a la vez que se pregunta por el cómo hacerlo posible.

Después de actuar, de llevar a cabo una acción, revisa y analiza la manera de mejorar, de incidir mejor, de desarrollar a cabalidad una tarea o un plan.

8-Ocio y creatividad: El líder que entiende plenamente su rol, se cuida a sí mismo. Descansa y sabe cómo descansar. Aprende la ciencia de la pausa, la cual consiste en administrar su energía y en regalarse momentos de ocio para volver después a la acción. Una mente sumergida plenamente en la tarea, puede perder alcance y visión. Por eso es importante el ocio, el descanso y el auto-conocimiento de las propias fuerzas.

9-Potenciar el conocimiento de los demás: El líder aprendiente busca influir en los demás, para que de acuerdo a sus intereses y motivaciones, mantengan viva la llama de su conocimiento, de su deseo de seguir aprendiendo, de su fuerza para alcanzar metas conjuntas. Utiliza los medios que sean necesarios para que el conocimiento sea como una polea, un punto de apoyo que potencie su visión.

Steven Pinker afirma que la cultura descansa en una circuitería neuronal que llamamos “aprender.” Cuando comprendamos plenamente que nociones cómo éstas son aplicables al 100% a nuestras organizaciones entenderemos la relevancia de fomentar, desarrollar y cultivar a plenitud esta clase de liderazgos, para el bien de nuestra organización, de nuestros pueblos y de nuestra cultura en general.

 

Articulo por Antonio Briceño, arquitecto empresarial aacrom.

Para más información contáctenos a info@aacrom.com

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